“En 2015, Paul & Antonio exploraron los viñedos, cogían en sus manos la tierra y rápidamente se dieron cuenta de su deseo mutuo de descubrir el potencial que tenían estos antiguos viñedos con diferentes variedades indígenas. Durante su viaje de vuelta a Madrid, nació la sociedad.

La sociedad

Cuando el aclamado enólogo Paul Hobbs llegó a España en 2015, viajó a un pueblo remoto en la región noroeste de Galicia. Allí se encontró con Antonio López, un viticultor local que le presentó a Alvaredos, un pequeño pueblo rodeado de montañas y viñas plantadas en laderas empinadas y en terrazas. Juntos exploraron los viñedos, Paul cogía en sus manos la tierra y la examinaba, la olía y con una enorme sonrisa se dio a entender que esta zona era privilegiada y rápidamente se dieron cuenta de su deseo mutuo de descubrir el potencial que tenían estos antiguos viñedos con diferentes variedades indígenas.

Después de un largo viaje juntos de regreso a Madrid, se estableció una asociación de por vida. Después de casi 20 años, Antonio cumplió su ardiente deseo de rendir homenaje al pequeño pueblo y a su abuelo, quien lo introdujo a esta tierra cuando era niño. El proyecto también representa una nueva oportunidad para que Paul promueva uno de los rincones más antiguos y olvidados de la viticultura en España al honrar su historia única mientras ayuda a elevar el potencial vinícola de esta región.

paul hobbspaul hobbs

Paul Hobbs

Considerado como un visionario internacional por sus logros en el viñedo y la bodega, Paul ha combinado las raíces de una infancia en la granja familiar con un enfoque científico innovador para refinar el arte de la vinificación. Es reconocido en todo el mundo por romper con la tradición y forjar nuevos caminos en la búsqueda de la excelencia; tanto en la administración de la tierra como en la elaboración de vinos que representan el concepto purista del lugar.

Aquí, en España, Paul solidifica aún más su legado, honrando el patrimonio agrícola de Galicia, produciendo vinos de las variedades indígenas de la región, con  una meticulosa viticultura y un enfoque minimalista para la vinificación.

Antonio Lopez

A los 11 años, Antonio López vio a su abuelo Fructuoso plantar viñedos en su pueblo natal, Alvaredos. Durante ese tiempo, Fructuoso y su familia cultivaron los viñedos, elaboraron vino y lo vendieron a tabernas de pueblos vecinos. A medida que pasaron los años y la familia se mudó a los Estados Unidos, algunos de los viñedos se vendieron, pero Antonio López nunca olvidó la herencia vitivinícola de su familia.

A finales de los 90’s Antonio comenzó a plantar y recuperar viñedos pertenecientes a su familia; algunos desde finales del siglo XIX, poco después comenzó a restaurar casas abandonadas y 3 bodeguitas y un horno de pan donde ahora se encuentra la Bodega Alvaredos-Hobbs con el objetivo no solo de producir vinos de alta calidad en la región, sino también de compartir su amor por este pequeño pueblo gallego que ha sido un hogar para su familia por generaciones.

“Me acuerdo que iba con el a los vinedos y lo veía trabajar. Particularmente me acuerdo cuanto trabajaba y en esa época, era mucho trabajo manual! Hacia lo que hoy en dia se conoce como vinos naranjos, y los vendia a las tabernas en Quiroga. En 1968, cuando tenia 11 años, me acuerdo que lo vi plantar un viñedo a mano, y es uno de los recuerdos mas preciados que tengo.”
– Antonio, hablando de su abuelo Fructuoso Fernández Cao

Fructuoso

Fructuoso Fernández Cao

“Me acuerdo que iba con el a los vinedos y lo veía trabajar. Particularmente me acuerdo cuanto trabajaba y en esa época, era mucho trabajo manual! Hacia lo que hoy en dia se conoce como vinos naranjos, y los vendia a las tabernas en Quiroga. En 1968, cuando tenia 11 años, me acuerdo que lo vi plantar un viñedo a mano, y es uno de los recuerdos mas preciados que tengo.”
– Antonio, hablando de su abuelo Fructuoso

Fructuoso

“Me acuerdo que iba con el a los vinedos y lo veía trabajar. Particularmente me acuerdo cuanto trabajaba y en esa época, era mucho trabajo manual! Hacia lo que hoy en dia se conoce como vinos naranjos, y los vendia a las tabernas en Quiroga. En 1968, cuando tenia 11 años, me acuerdo que lo vi plantar un viñedo a mano, y es uno de los recuerdos mas preciados que tengo.”
– Antonio, hablando de su abuelo Fructuoso